Ambas mujeres «se conocían y admiraban mutuamente» antes de que surgiera el proyecto, explicó hoy a los medios Winterbottom, quien conoció a Marianne Pearl en París antes de comenzar a rodar en Pakistán, y que encontró en ella a «una persona tan impresionante como parece en el libro» que ella misma escribió, relatando sus días de angustia en busca de su marido, y de donde surgió este proyecto.
Admiración hacia una mujer que «mantuvo todas sus emociones bajo control» hasta el momento en que descubrió que su marido había sido asesinado, uno de los casi 250 periodistas que han muerto en el ejercicio de su profesión en este tiempo.
La cinta, que llega a las salas el próximo 14 de septiembre, se convirtió en película cuando Brad Pitt, productor de la misma, propuso a Winterbottom contar esta historia «manteniendo una visión propia, alejada de Hollywood», explicó el británico.
Si en el documental del año pasado «Camino a Guantánamo» el cineasta narraba el periplo de tres encarcelados sin cargos en la conocida prisión estadounidense situada en Cuba, ahora muestra una visión alternativa del mismo conflicto, situándose en la piel de otros de los damnificados de un mundo posterior al 11-S.
Winterbottom es uno de los creadores cinematográficos más personales y comprometidos de la última década y su polivalente mirada ha abordado el western, el drama social, la ciencia ficción, el musical, el cine de época y el documental.
Diferentes aristas de un mismo poliedro creativo en el que mantiene un espíritu analítico, que ha hecho de su cine referencia imprescindible en todos los certámenes cinematográficos, Venecia, Berlín -donde ha sido galardonado dos veces-, Cannes y San Sebastián, entre ellos.
En esta ocasión, incide de nuevo en un tema de inevitable actualidad, que refleja un conflicto entre civilizaciones: «Es importante saber que hay terrorismo en ambos bandos. Donald Rumsfeld -secretario de Defensa estadounidense- describe su política con palabras muy similares a las del mundo islámico», apuntó el director.
En «Un corazón invencible», Winterbottom ha mantenido el realismo heredado de sus orígenes como documentalista, a finales de los 80, tras haber recorrido con su cámara otras escenas de guerra como la vida de dos jóvenes refugiados afganos en «En este mundo», o el trabajo de un corresponsal de televisión en «Welcome to Sarajevo».
La religión y la miseria conforman el paisaje visto en «Un corazón invencible» de Pakistán, país que el cineasta ha visitado en varias ocasiones y donde ya rodó «En este mundo» y en el que, «a las dificultades ya conocidas, había que añadirle el hecho de que una estrella del celuloide estuviera involucrada en él».
Una Angelina Jolie embarazada, «que aun era más parecida a la auténtica Marianne», y el equipo de rodaje realizaron su trabajo rodeados de la continua vigilancia de las fuerzas de seguridad, con apoyos y detractores a partes iguales entre las autoridades del país.
La presencia de Jolie, ganadora de un Oscar por «Inocencia interrumpida», fue «una decisión de la propia Marianne» y no llegó como consecuencia directa de ser esposa del productor de la cinta. «Quizá hubiera sido más problemático si la protagonista hubiera sido Jennifer Aniston», bromeó el director, que ya tiene en mente más de un proyecto con el que seguir aportando una visión crítica a la sociedad actual.
Si en el documental del año pasado «Camino a Guantánamo» el cineasta narraba el periplo de tres encarcelados sin cargos en la conocida prisión estadounidense situada en Cuba, ahora muestra una visión alternativa del mismo conflicto, situándose en la piel de otros de los damnificados de un mundo posterior al 11-S.
Winterbottom es uno de los creadores cinematográficos más personales y comprometidos de la última década y su polivalente mirada ha abordado el western, el drama social, la ciencia ficción, el musical, el cine de época y el documental.
Diferentes aristas de un mismo poliedro creativo en el que mantiene un espíritu analítico, que ha hecho de su cine referencia imprescindible en todos los certámenes cinematográficos, Venecia, Berlín -donde ha sido galardonado dos veces-, Cannes y San Sebastián, entre ellos.
En esta ocasión, incide de nuevo en un tema de inevitable actualidad, que refleja un conflicto entre civilizaciones: «Es importante saber que hay terrorismo en ambos bandos. Donald Rumsfeld -secretario de Defensa estadounidense- describe su política con palabras muy similares a las del mundo islámico», apuntó el director.
En «Un corazón invencible», Winterbottom ha mantenido el realismo heredado de sus orígenes como documentalista, a finales de los 80, tras haber recorrido con su cámara otras escenas de guerra como la vida de dos jóvenes refugiados afganos en «En este mundo», o el trabajo de un corresponsal de televisión en «Welcome to Sarajevo».
La religión y la miseria conforman el paisaje visto en «Un corazón invencible» de Pakistán, país que el cineasta ha visitado en varias ocasiones y donde ya rodó «En este mundo» y en el que, «a las dificultades ya conocidas, había que añadirle el hecho de que una estrella del celuloide estuviera involucrada en él».
Una Angelina Jolie embarazada, «que aun era más parecida a la auténtica Marianne», y el equipo de rodaje realizaron su trabajo rodeados de la continua vigilancia de las fuerzas de seguridad, con apoyos y detractores a partes iguales entre las autoridades del país.
La presencia de Jolie, ganadora de un Oscar por «Inocencia interrumpida», fue «una decisión de la propia Marianne» y no llegó como consecuencia directa de ser esposa del productor de la cinta. «Quizá hubiera sido más problemático si la protagonista hubiera sido Jennifer Aniston», bromeó el director, que ya tiene en mente más de un proyecto con el que seguir aportando una visión crítica a la sociedad actual.
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