Llegaron el sábado a bordo de su avión al aeropuerto de Sondica, pero nadie les vio puesto que salieron por la zona de privados. La pareja más glamourosa de Hollywood y más buscada por los paparazzi de todo el mundo consiguió hacer verdad aquel dicho de que el que no quiere salir en la foto no sale. Tan sólo un matrimonio que paseaba por los alrededores del Museo Guggenheim pudo captar una imagen de los dos con su teléfono móvil que, a estas alturas del día, seguramente ya habrá cotizado en el mercado de las exclusivas.
Pero es que el plan era en la intimidad y sin ganas de que nadie les amargara la fiesta. Después de pasar por Lisboa donde Jolie hizo una entrevista en la que aseguró que tanto Pitt como ella se han propuesto pasarse una temporada viajando por el mundo con sus hijos (de ahí lo del jet privado), el matrimonio quería visitar de nuevo el museo de Gehry y descansar en el hotel Marqués de Riscal en La Rioja alavesa, concretamente en la localidad de Elciego, donde ocuparon la suite número 16, que es la que mejor vistas tiene.
Conduciendo su propio coche, que iba equipado con un GSM para no perderse, los Pitt llegaron el sábado por la tarde al citado hotel y pidieron fruta y vino para la habitación. Tras visitar las bodegas y admirar las clásicas curvas de titanio que firma Gehry, la pareja cenó en la terraza del hotel, que se cerró para ellos, pero no pudieron evitar que los ejecutivos de una convención que ese fin de semana se realizaba en el citado establecimiento se dieran codazos al reconocerles por el pasillo.
Tras la cena -Angelina es vegetariana-, el matrimonio se retiró a su suite tras animar sus gargantas con una botella de Ghery, el vino especial que ha sacado Marqués de Riscal, y que degustaron mano a mano.
La única persona en España que estaba al tanto de sus planes era la agente Sandra García San Juan, que tiene una de las mejores agendas de «celebritys» internacionales y que se encargó de organizar parte del recorrido.
El domingo los Pitt dieron señales de vida en el hotel pasadas las doce del mediodía y, tras visitar las bodegas y admirar el diseño del hotel (Brad es un apasionado de la arquitectura y tiene algún proyecto con Gehry), se fueron a otra bodega, Ysios, obra de Santiago Calatrava en la zona de Laguardia y con la sierra de Cantabria al fondo.
Vistas estos dos obras singulares de la arquitectura, Angelina Jolie y Brad Pitt regresaron a Bilbao y volaron hasta Praga, donde la actriz rueda una película.
A pesar de los continuos rumores que cada dos por tres hablan de crisis en el matrimonio, lo cierto es que su fin de semana no pudo ser más romántico e íntimo. Angelina quiso compartir con Brad su pasión por la arquitectura y los buenos caldos. Recientemente ha declarado que no descarta tener más hijos. Quizá estén en ello.
25 junio 2007
Jolie y Pitt, noche romántica en La Rioja
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